Declaración de CAUCE-UBA frente a las elecciones nacionales 2011


¿Y las elecciones qué?


La proximidad de las elecciones del 23 de Octubre abre un nuevo debate a nivel nacional y es por eso mismo que desde CAUCE-UBA retomamos nuestro posicionamiento ante las elecciones primarias, y apostamos a seguir abonando al análisis político de la coyuntura nacional y las tareas que creemos fundamentales abordar en nuestros territorios.

Sobre el panorama abierto luego de las primarias...



Falta envido y truco con flor de espadas

La prueba piloto del 14 de Agosto despejó toda duda que podía cernirse sobre el oficialismo. La victoria del kirchnerismo dejó sin posibilidades ni esperanzas electorales al resto de las expresiones de la oposición y consolidó a Cristina Fernández de Kirchner como la ganadora indiscutible del próximo sufragio. No creemos que el resultado electoral sea sencillamente producto del marketing con que el gobierno lleva adelante las políticas públicas, o el clientelismo político con los sectores más carenciados y vulnerables; sino el claro reflejo de la gran capacidad que posee el oficialismo para generar consenso en gran parte de la sociedad, que también le ha permitido restaurar las legitimidad de las instituciones desprestigiadas en la crisis del 2001. Tras ocho años de crecimiento económico, no se perciben intenciones por parte del gobierno de modificar el modelo de pobreza, precarización laboral y desigualdad en la distribución del ingreso que tiene como correlatos concretos la represión al pueblo trabajador cuando manifiesta su disconformidad y la gran cantidad de presxs por luchar. Sin ir más lejos la reciente detención del “Pollo” Sobrero es una clara muestra de la persecución que sufren lxs delegadxs de base organizadxs por fuera de las estructuras sindicales tradicionales, que hace exactamente un año se cobraron la vida del compañero Mariano Ferreyra. Sin embargo sería imposible entender el apoyo del 50% de la población si se desconocieran las medidas progresistas que se enmarcan en el periodo de bonanza por el que atraviesa el país. El kirchnerismo ha sabido aprovechar la coyuntura económico-política para llegar a la elección como la alternativa popular para grandes porciones de la población, en particular, lxs jóvenes. Algunas de sus medidas, como la Asignación Universal por Hijo, el Programa Argentina Trabaja, entre otras, han abordado levemente los problemas más graves que viene padeciendo nuestro pueblo desde hace décadas por la pobreza imperante.
La paradigmática imagen del oficialismo como defensor de los sectores populares en el imaginario social saca de escena a las verdaderas expresiones populares que, luchando contra este sistema de explotación, por una transformación social radical, nos vemos enfrentadas al gobierno cuando defendemos salarios para vivir (o sobrevivir), trabajo digno, salud y una educación realmente pública y crítica de la realidad. Por otra parte, llamativamente, esta misma imagen le otorga el beneficio de “amnistía” a muchos de lxs principales referentes del oficialismo que, durante la década del ’90 fueron cómplices y responsables de las políticas criminales que llevaron a grandes sectores de nuestra clase a padecer una incontable cantidad de miserias y necesidades.

Noticias de ayer
La débil oposición no mostró caras nuevas, al contrario, presentó ante el kirchnerismo a lo más rancio de la política tradicional argentina. Entre sus principales exponentes encontramos a Eduardo Duhalde, famoso no sólo por corrupto y coautor de las medidas que llevaron al pueblo a las condiciones más miserables, sino también por ser el principal responsable de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.
A pesar de que todxs se muestran como “antikirchneristas”, los personajes de la oposición no pudieron armar una lista unificada que dispute poder al oficialismo, lo cual demuestra su ineptitud política y, además, da cuenta de las limitaciones de aquello que estas listas y sujetos expresan a nivel societario. El circo de las alianzas se basó en el carácter personalista de cada unx de lxs referentes por sobre un programa político en común, salvo escasas excepciones, como lo fue la alianza del Ricardo Alfonsín con el menemista De Narváez, que ni siquiera duró lo suficiente para llegar juntos al 23 de octubre. Por su parte, el Peronismo Federal no pudo ni siquiera sobrellevar de conjunto una elección interna para encauzar sus esfuerzos presentando una sola expresión electoral. También procuró participar de la disputa el Frente Amplio Progresista con Binner (ligado a los productores de soja), apoyado por sectores “autoexiliados” de Proyecto Sur por los discursos personalistas de Pino Solanas y el sospechoso apoyo que recibió por parte del Grupo Clarín. Estos factores colaboraron para terminar de sepultar electoralmente a los vestigios que quedaban del precozmente envejecido Proyecto Sur, el cual no llegó al 1,5% necesario para poder participar de las próximas elecciones. Quien corrió con la misma suerte, y a pesar de haber alcanzado el 3% del padrón y la posibilidad de presentarse a las próximas elecciones, fue la Coalición Cívica, que ya estigmatizada por los dichos premonitorios de Elisa Carrió dejó de ser una alternativa creíble para los sectores conservadores de la sociedad. Dado que sumando los votos de toda la oposición no llegan al 40% del padrón, lo único que les queda ahora es resignarse y especular con los lugares que puedan conseguir en el parlamento.
El kirchnerismo, entonces, se presenta como el único actor político, con todas sus contradicciones a cuestas, que puede garantizar la gobernabilidad del país para los sectores dominantes, mantener tasas de ganancia extraordinarias para muchos grupos económicos a costa de salarios bajos y empleo precario.

Sobre la izquierda en este escenario

Participar es Más que Votar: una propuesta por el protagonismo de lxs trabajadorxs
Sabemos que las elecciones constituyen un momento particular para la intervención política que puede ser aprovechado, ya que es una situación en la cual existen mayores posibilidades de acercar nuestras posiciones, reivindicaciones y demandas a personas que en otra oportunidad no estarían tan predispuestas a mantener ese tipo de debates, permitiendo politizar y problematizar cuestiones a una escala mayor que la habitual.
El sistema político-institucional actual ha demostrado incontables veces sus limitaciones para desarrollar el cambio social que buscamos. Como desarrollábamos antes, el análisis de la coyuntura actual da cuenta de que hoy por hoy el consenso alrededor del kirchnerismo implica una creciente legitimidad de esas mismas instituciones, otroras cuestionadas en una escala realmente amplia. Nuestra intervención política en la realidad no puede ser indiferente a ello, ya que no dialogar e interpelar ese sentido común que hoy deposita su confianza en un sistema político e institucional que tantas limitaciones presenta para el desarrollo de nuestros intereses como laburantes, estudiantes, es casi como hablar con la pared. Entendemos que una verdadera transformación proviene de la organización desde abajo, de la creación de un poder propio de la clase trabajadora, de la construcción y despliegue del Poder Popular.
Históricamente los sucesivos gobiernos nos demostraron, y aun nos demuestran, que “delegando” el poder en lxs políticxs por medio del voto sólo se logra la reproducción de este sistema de explotación, bajo diferentes modalidades políticas, producto de las luchas sociales, pero sin haber logrado un cambio estructural en las condiciones de vida de la clase trabajadora. Nuestro esfuerzo diario y paciente trabajo de base en los diferentes territorios en los que actuamos está destinado a terminar con esta lógica de sometimiento y las formas de representación, a través de la promoción de una forma diferente de gobierno, a la democratización de la toma de decisiones y la construcción colectiva capaz de forjar la unidad de la clase en la organización. La historia nos muestra numerosas experiencias en las que los cambios, por más pequeños que sean, germinan abriéndose paso a las formas de relación social instituidas, cuestionándolas, desbordándolas, transformándolas. Y como aspiramos a una nueva sociedad, con modos de organizarnos radicalmente diferentes a los actuales, es que pensamos que debemos tomar en nuestras manos la construcción de esos nuevos modos, prefigurando hoy aquellas relaciones sociales por las que propugnamos.
Desde la Corriente de Organizaciones de Base -La Brecha- junto a otras organizaciones impulsamos en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires –CABA- y Gran Buenos Aires la Campaña por una Democracia Directa y Participativa: “Participar es Más que Votar”. Esta campaña apunta a cuestionar la representatividad de los intereses del pueblo en lxs gobernantes y la ausencia de canales abiertos de participación directa para los sectores populares. La solución a los problemas del pueblo no radica en elegir a tal o cual candidatx, ni mucho menos en confiar en que estxs actuarán en función de nuestras necesidades. “Participar es más que votar” muestra la necesidad de desarrollar formas de democracia directa y participativa donde el pueblo se autogobierne y deje de ceder sus decisiones a lxs políticxs de turno. Creemos que la organización del pueblo en asambleas representa algo verdaderamente democrático, es el espacio donde todxs podemos hacer oír nuestros reclamos, discutir y decidir colectivamente entre todxs, y de esta forma lograr potenciar nuestra voz y acción. Por todo esto es que nuestra práctica política apunta a encontrarnos cotidianamente con organizaciones y grupos en lucha, impulsando espacios de base que abonen a la construcción de Poder Popular.
¿Por qué conformarnos con votar cada 4 años y vernos despojados de nuestro poder? Queremos transformar el voto que emitimos cada 4 años en reflexión, iniciativa y movimiento todos los días del año ¡Que lxs representantes no deliberen ni gobiernen sino es a través del pueblo organizado!
Las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires en junio y las primarias del mes de Agosto contaron con la participación de algunas expresiones de la izquierda anticapitalista, entre ellas, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) a quienes saludamos por haber trascendido las barreras estipuladas por el gobierno. La reforma política que se estrenó en los comicios de Agosto tiende a fortalecer el antiguo bipartidismo que imperó en Argentina durante décadas y a proscribir a los partidos más pequeños, en la medida en que eleva los requerimientos tanto para presentarse a elecciones como para poder constituir legalmente un partido. Consideramos que la presentación de un frente de izquierda desmonopoliza el debate electoral, impidiendo que la discusión se reduzca a elegir qué capitalismo queremos. El discurso de orientación anti-capitalista y reivindicativa de los derechos de lxs trabajadorxs del FIT puede aportar a profundizar esa pequeña grieta que abren las elecciones para los sectores populares. En este sentido, desde CAUCE-UBA reafirmamos nuestro apoyo al FIT en las elecciones del 23 de Octubre a través del voto, en tanto constituye la única expresión anti-capitalista en la arena electoral. Sin embargo, los números obtenidos en las elecciones primarias nos obligan a reflexionar acerca de la poca inserción real de la izquierda en la sociedad, pues entendemos que siguen siendo expresiones electorales minoritarias que no logran contrarrestar el volumen de votos obtenidos por las distintas listas que representan al capital.

¡Este asunto está ahora y para siempre en tus manos nenx!
Con lxs compañerxs que se presentan a elecciones compartimos muchas luchas y reivindicaciones así como nos separan diferentes perspectivas políticas y formas de construcción. Este apoyo a votarlxs en las elecciones no implica menospreciar el hecho de que esta misma izquierda muchas veces obstruye la construcción unitaria de base con prácticas mezquinas que privilegian su aparato y autoconstrucción. La necesidad de posicionarse adecuadamente frente a una coyuntura electoral no puede soslayar la tarea de carácter estratégico y de largo aliento por renovar la política de izquierda. Con ese horizonte, debemos apostar al desarrollo de una nueva cultura militante, que deje atrás lógicas sectarias y burocráticas arraigadas en la izquierda, a construir una perspectiva estratégica sobre la base de la prefiguración desde abajo de una nueva sociedad, a la construcción de articulaciones políticas que superen lo sectorial, sin reproducir las lógicas burocráticas y verticales tradicionales, a la apuesta genuina por la construcción de instancias unitarias contra la auto-construcción sectaria. Entendemos que es esta forma de construcción la que habilita y tiene la potencialidad de desarrollar un aspecto medular de nuestra estrategia política: el Poder Popular. En esta perspectiva. lamentablemente.no son, los partidos de la izquierda tradicional los que juegan un papel dinámico, sino una multiplicidad de experiencias locales (ya sean sindicales, territoriales, culturales, estudiantiles) de auto-organización y auto-gestión que empiezan a superar la fragmentación, alumbrando embrionariamente la posibilidad de construcción del proyecto anti-capitalista y del vasto movimiento social y político que pueda conmover los cimientos de la sociedad actual. Antes y después de las elecciones, esta es la tarea política estratégica en la que ponemos todo nuestro esfuerzo militante.

¡Construyendo poder popular desde la clase trabajadora y otros sectores oprimidos, por un mundo sin explotadorxs ni explotadxs!

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